A veces nos encontramos ante situaciones incómodas, o como menos poco agradables, cuando estamos frente a niños que «no tienen límites». ¿Cómo intentar buscar dónde radica el motivo del comportamiento? Realmente, y con una mano en el corazón, tod@s pasamos en algún momento por esa sensación de «¿qué es lo que no se entiende de…..?» y la mirada del niño (o su respuesta) dista mucho de lo que queríamos averiguar.
Si partimos de la premisa de que los «malentendidos» en la comunicación siempre nacen del emisor, pues probablemente podamos comenzar a desenredar el ovillo. Así como muchas veces como adultos nos encontramos ante situaciones donde preguntamos A y el resultado es Z, pues los niños muchas veces no saben cómo expresar su «verdadero» deseo, y terminan reaccionando o solicitando algo diferente.
Evidentemente, no tenemos la bola de cristal y es difícil con la vida que llevamos estar atentos a TODAS las señales. Haciendo como un hilo conductor desde mi anterior artículo: «Tiempo para AMAR», muchas de los momentos a los que llamamos «falta de límites» podrían quizás evitarse ESCUCHANDO (que no oyendo 🙂
¿Qué es lo que queremos lograr? Por ejemplo: que recoja los juguetes, que se duche, que ordene su ropa, y un etcétera que seguro podéis ayudarme a completar! Lo que es importante es que el mensaje sea transmitido tal cual queremos que se realice 🙂 y que aprendamos a escuchar lo que realmente nos dicen esos pequeños. Y recordemos que todo se puede «acordar»! Que si bien volvemos a casa cansados de un día largo, y los niños sólo quieren estar un poco con nosotros, en lugar de responder con otro «requisito» (por ejemplo: el niño quiere jugar y nosotros queremos que recoja todo y que se vaya a duchar), intentemos «negociar» el deseo del uno con el del otro. ¡Hagamos la prueba!
Y, sobretodo, un último apunte: no dejemos que la culpa que se nos puede generar por estar la mayor parte del día fuera de casa, nos gane a esa capacidad de negociar para poder lograr lo que verdaderamente deseamos y que esos pequeños momentos no sean más que un «malentendido».
20/02/2012 en 14:52
PoupeeOct 16, 2011 03:42 PM
Muy buenas tus reflexiones!!! Comparto que la culpa ha de estar totalmente fuera de la relación porque si hoy en día, la mayoría de las madres trabajamos, es para poder brindarles un mejor estatus a nuestros hijos, aparte de perseguir un desarrollo personal y profesional y ellos lo han de entender y luego, la comunicación, debe ser el eje central de nuestras relaciones, ya sea con los hijos como con el resto del mundo, evidentemente, si las consignas se expresan correctamente, su cumplimiento también será mucho más fácil de aceptar.
20/02/2012 en 14:53
LaurisOct 16, 2011 04:01 PM
tus notas me retrotraen 20 años atras jaja… y en aquella epoca tambien eran los mismos conflictos, las mismas disyuntivas, las mismas reflexiones. Tambien yo trabajaba cuando mis hijas eran chicas y el momento de llegar a casa era medio complicado xq generalmente llegaba agotada, con ganas de «desensillar» todo lo que traia, y sacarme de encima todos los pendings que arrastraba para luego, y solo a partir de ahi, ponerme a disposicion de mis hijas que estaban esperando mi llegada ansiosamente con todos sus propias necesidades que muchas veces incluian rollitos y rollazos. Una cosa que nos dio resultado a las 3 fue ponernos un horario, a partir del cual yo pasaba a ser toda de ellas. De ese modo yo podia llegar y ponerme al dia primero con todo lo que me correspondia como mama,ama de llaves, cocinera, etcetc. y luego dedicarme relajada y por entero a ellas….
20/02/2012 en 14:54
TMOct 18, 2011 08:27 AM
De que me suena este post…???