Definitivamente esto de las vacaciones por Navidades está mal pensado. Y también desorganizado. Después de poco más de dos semanas de «descanso» escolar, no puedo sacar mucho en limpio jejejje
La primer semana, mi marido -también conocido como «el padre de los niños»-, se quedó en casa con los peques. Entre juegos, algún amiguito invitado a casa a jugar y otro tanto jugando fuera, pero con cuidado de no tomar mucho frío ya que la pequeña de la family estuvo con tratamiento con ventolín, se pasaron los primeros siete días. Por suerte el niño mayor «aceptó» ir a un taller de cookies en inglés durante 1 mañana. Pero a la segunda que comentamos de otro taller, decidió que «ya había ido» y no hubo posibilidad de negociar.
¡Pero aún quedaba más! Y sí, la segunda semana salí favorecida y el padre volvió contento al trabajo…a sabiendas de lo que me esperaba a mí!!
Bueno, pues segunda semana de vacaciones, ¡y a ver qué nos inventábamos! La verdad que intentamos hacer algunos planes un poco más entretenidos aprovechando que no ha estado haciendo mucho frío, que la pequeña de la casa ya estaba más recuperada y que, sino me volvía loca el primer día!
Resultado: comimos en McDonalds, hicimos compras, recados varios, fuimos al cine, paseamos, en fin, casi que agotamos posibilidades. Pero lo que se había agotado antes era la paciencia! Lo bueno o, mejor dicho, lo que me consuela, es que comentando con otras mamás amigas, con niños de edades similares, están todas en la misma situación! Es increible escuchar las respuestas que pueden tener niños de sólo 4 o 5 años! ¿Qué nos queda para la adolescencia?
O dos semanas son mucho tiempo, o los niños tienen su límite de paciencia muy bajo y en cuanto les sacan un poco de su rutina se «agobian»o… todo eso junto a la vez…¡y un poco más! El broche de oro lo dio la Cabalgata de los Reyes Magos de anoche. Jugando en el límite de «¿lo llevo a la Cabalgata de la única noche de Reyes del año?», o «¿le enseño que ya está bien de buscar hasta donde llega la paciencia de los padres…»? Bueno, pues ganó el corazoncito de madre y fuimos a la Cabalgata…todo para que a la vuelta y en una de las «travesuras» típicas de niños, jugando a la «escondida»(aunque yo no lo sabía), casi me diera un ataque al ver que no encontraba a mi pequeño por ninguna parte. Por suerte, todo quedó en un susto.
Lo dicho, que o dos semanas de vacaciones son mucho y que, o está mal pensado, o TODOS necesitamos poner en práctica nuestra paciencia más seguido. Mucho OMMM para encarar los 12 meses que tenemos por delante. 🙂
¡Feliz 2012! y a seguir compartiendo experiencias 🙂